martes, 4 de septiembre de 2012

¿Qué informáticos estamos creando?

Ejército de reserva de MS o desarrolladores autónomos y creativos

La resolución 786/2009 del Ministerio de Educación argentino establece los "contenidos curriculares básicos", la "carga horaria mínima", los "criterios de intensidad de la formación práctica" y los "estándares" para la acreditación de las carreras informáticas.
La norma se basa en acuerdos de la REDUNCi (Red de Universidades Nacionales con Carreras de Informática), los que a su vez se guían por guías curriculares propuestos por organismos internacionales vinculados a las disciplinas.
Este instrumento fija títulos y cargas horarias, pero no dice mucho de la profundidad ni de la pertinencia de los contenidos; aún así, pone de relieve algunos sesgos que deberían analizarse.

El Software Libre en las curricula

En la resolución de marras, la temática del Software Libre aparece dentro del apartado "Aspectos Profesionales y Sociales", integrando un conjunto de contenidos que sólo precisaría alcanzar las 50 horas diseminadas a lo largo de toda la carrera.
Es cierto que una universidad concreta podría incrementar esa carga (la resolución establece "mínimos"); sin embargo, queda en evidencia la escasa importancia que asignan al tema los distintos involucrados (la REDUNCi, el CIN, y el propio Ministerio de Educación).
La consideración del software libre sólo como un "aspecto" profesional y social desconoce que el software libre (y de código abierto, podríamos aceptar) se vincula con formas novedosas de producción de software, a prácticas que entran en tensión con las aceptadas tradicionalmente y que -no obstante- han posibilitado el surgimiento de aplicaciones complejas y de alta calidad.
Hay una producción académica creciente relacionado con la metodología de desarrollo del software libre, con las formas de cooperación, de gestión de configuraciones, de mantenimiento y evolución de las aplicaciones.
Sin embargo, ese mundo queda ancho y ajeno para los estándares que fijaron las autoridades.

La importancia estratégica y política del Software Libre


La debilidad más importante de este documento regulatorio es el desconocimiento de la trascendencia estratégica de la formación en Software Libre desde el punto de vista de un desarrollo nacional, con mayores márgenes de autonomía y de independencia de las imposiciones de monopolios internacionales.
Existen una serie de razones por las cuales un Estado debería considerar esencial la adopción del software libre:

  • Seguridad Nacional: el Estado no puede desconocer el contenido de los elementos que utiliza; el empleo del software privativo implica el riesgo de que se incluyan "puertas traseras", "bombas lógicas", etc. (Véase el artículo de la CNTI venezolana)
  • Soberanía: el Software privativo puede decidir que los ciudadanos de tal o cual país no utilicen su producto. La licencia de Adobe, por ejemplo, exige que uno no sea cubano, ni iraní, ni norcoreano, etc. Que un país consienta que una empresa privada pueda disponer tales restricciones implica una severa merma a sus potestades independientes. El uso de Software Libre implica no utilizar productos que requieran de la autorización de los propietarios.
  • Desarrollo Autónomo: El mantenimiento (correctivo o perfectivo) de una aplicación libre no requiere de un costoso contrato con el licenciatario; puede haber grupos diversos de informáticos locales pueden formarse en el conocimiento de la aplicación, permitiendo que la oferta sea variada. Cada producto de Software Libre puede dar trabajo a muchos grupos de informáticos, y no sólo a una empresa particular.
Este último punto choca con las pautas fijadas por el Ministerio. El mejor (y múltiple) aprovechamiento de la disposición de código requiere de personas formadas para ello, conocedoras de los procesos de desarrollo, del mantenimiento y de la evolución de las aplicaciones libres.

Sin embargo, las carreras informáticas argentinas se han impuesto estándares orientados a formar personal calificado para las empresas monopólicas, en lugar de promover la diversificación y la autonomía. 
Pocos pueden conseguir un trabajo en Microsoft, Intel o Google; los que no lo logren forman un ejército de reserva que permitirá tirar hacia abajo los salarios de los laborantes de esos monopolios (pues sería fácil despedirlos y conseguir reemplazo).
Desde aquí abogamos por una política que se oriente a promover la autonomía y a permitir el desarrollo de la producción autónoma de software. 
Más manos y más ojos, la mejor garantía de más y mejor software

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